La música para publicidad: contar sin palabras
La música para publicidad tiene una fuerza invisible pero brutal. En apenas unos segundos, puede emocionar, posicionar una marca, sugerir calidad, evocar recuerdos o hacer que un spot sea inolvidable. Es mucho más que un fondo sonoro: es parte del mensaje.
Como compositor, llevo años creando música a medida para marcas, campañas y vídeos institucionales. A través de Alea Studios, he podido trabajar con empresas que confían en el poder del sonido para conectar con su audiencia.
Proyectos de música para publicidad: ejemplos reales
Uno de los últimos ejemplos es la campaña de KIKO Milano, donde desarrollamos una pieza elegante, moderna y con tintes electrónicos para reflejar una marca cosmética joven, urbana y estilizada.
También hemos trabajado con la Rioja Film Commission, componiendo música para piezas que buscan atraer rodajes a la región. Aquí, el reto es construir una identidad sonora para un paisaje, una tierra y una promesa cinematográfica.
Otro caso interesante es el de Entre Pinares, donde la música debía evocar cercanía, tradición y sabor auténtico, acompañando imágenes de procesos artesanales y escenarios rurales,
Música a medida para cada historia
En cada proyecto, el enfoque es el mismo: comprender el tono, el público, el mensaje… y traducirlo en sonido. A veces, una nota vale más que mil palabras. Por eso, la música para publicidad es una herramienta esencial en branding y comunicación.
¿Buscas música para tu próxima campaña?
Si tienes una marca o proyecto y crees que la música puede marcar la diferencia, escríbeme. También puedes revisar otras entradas del blog donde hablo de producción musical, música para cine o educación sonora en entornos rurales. ¡Seguimos conectando ideas con sonido!
La música tiene mil formas de contar historias. Si te interesa saber más sobre mis proyectos como compositor y productor, te invito a visitar otras entradas del blog como el resumen del primer semestre de 2025 o la grabación del himno del CRA Cameros. La creatividad no se detiene, ¡y tú tampoco deberías hacerlo!